En muchas ocasiones, durante la consulta, los padres o incluso el propio niño piden consejos sobre qué tipo de deporte deberían practicar, cuánto tiempo se le debería dedicar, qué tipo y cantidad de ejercicio se consideran sanos o qué controles periódicos implica la práctica del ejercicio físico. ¿Un entrenamiento para cada edad? Tenemos que tener en cuenta que en los adolescentes y preadolescentes no existe un desarrollo simultáneo, en lo que se refiere al aumento en la longitud de sus huesos y su desarrollo muscular. Esto implica que debemos ser cautos a la hora de plantear entrenamientos de fuerza en estas edades, mediante programas específicamente adaptados y minuciosamente programados. Además de estos factores, hay que tener en cuenta las distintas categorías de competición, tanto masculinas como femeninas. En cuanto a la densidad y consistencia ósea, parece ser que hay un aumento progresivo en los huesos desde la niñez hasta la madurez. En las personas que han realizado una actividad deportiva durante los años de crecimiento, este crecimiento es mayor. Así, reducen el riesgo de enfermedades por falta de mineralización, en los años posteriores. Beneficios del deporte en general La actividad deportiva, entendida como juego o actividad lúdica que implique movimiento, mejora significativamente las funciones cardiovasculares y contribuye a una adecuada maduración del sistema músculo-esquelético y de sus habilidades psicomotoras. El ejercicio físico continuado, acompañado de una dieta equilibrada, va a contribuir a la regulación del peso corporal, evitando la aparición de obesidad, tanto en la infancia como en la vida adulta (el 80% de los adultos obesos han sido niños obesos). También va a ayudar a la prevención de las enfermedades degenerativas como la arteriosclerosis, estrechamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares. En el niño, un entrenamiento regular produce beneficios en las habilidades motoras y cognitivas, siendo beneficioso también para sus relaciones personales y en el contexto del grupo social que le rodea. Aprende a integrarse y obtiene bienestar físico y psicológico. Todos los beneficios que se obtienen de una vida activa son especialmente significativos a partir de la pubertad. Hábitos deportivos saludables Los datos científicos arrojados por las investigaciones realizadas en todo el mundo han mostrado una y otra vez que las clases de Educación Física de alta calidad pueden cubrir una amplitud de necesidades de todas las personas, especialmente durante la infancia y la adolescencia. Es más, si creas el hábito en tu hijo de hacerlo desde la temprana infancia, puede que ahorres problemas cuando el niño ingrese en la adolescencia. El deporte ayuda a los niños a desarrollarse física y mentalmente, a estar sanos, y a relacionarse de una forma saludable con otros niños. Estar en forma es estar sanos. Y esta es una regla general. Del mismo modo que los adultos, los niños deben encontrar y practicar un deporte que les guste. Al principio puede costarle iniciar y seguir el ritmo, pero si el niño cuenta con el apoyo, la determinación y la seguridad de los padres, todo caminará. No se puede olvidar que los más pequeños deben hacer ejercicio que les divierta a la vez. De esta forma, se notará un aumento en su autoestima y la pérdida de algún miedo que pueda existir. El deporte no sólo es bueno para la salud física del niño, también lo es para su salud mental. Le ayudará a tener más confianza en sí mismo, a relacionarse mejor con los demás e incluso a superar alguna enfermedad como el asma. Se ha discutido mucho sobre la influencia del deporte en el crecimiento infantil. Algunos expertos apuntan posibles perjuicios para el organismo, pues el cuerpo de un niño es delicado y se encuentra en pleno crecimiento, y los entrenamientos excesivamente duros y los inevitables microtraumatismos podrían influir negativamente en él. Pero nadie ha conseguido demostrar este extremo y sí, en cambio, las ventajas que reporta la práctica deportiva regular desde la infancia. Además, es más fácil inculcar hábitos saludables a edades tempranas que eliminar hábitos malos o autodestructivos en la edad adulta. Sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso, inadecuada alimentación y otras variables están presentes en la génesis y desarrollo de las llamadas enfermedades degenerativas, que se asocian a los males del mundo desarrollado: arteriosclerosis, artrosis, diabetes tipo II, etc.. Estas patologías, aunque se manifiestan en la edad adulta, comienzan a gestarse en la infancia. Y es entonces cuando se pueden comenzar a prevenir, entre otras maneras, practicando deporte. Beneficios del deporte En resumen, los beneficios para un niño que practique un deporte son muchos y las listamos a seguir:
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Blog dedicado a la informacion sobre vida sana y los vicios que puedan afectar a esta.
martes, 7 de septiembre de 2010
Beneficios del deporte y el ejercicio en la infancia y adolescencia
Hombre y Naturaleza
El panda gigante o la ballena azul son los símbolos de una naturaleza cuya riqueza y variedad queremos preservar: la protección de las especies amenazadas es una de las formas más antiguas de protección de la naturaleza. Pero ahora sabemos que la diversidad biológica o biodiversidad no consiste solamente en la variedad de las especies, sino que concierne a la totalidad del mundo viviente, de los genes a la biosfera.
Esa biodiversidad no es algo estático. Puede definírsela como un sistema en transformación, situado en la dinámica de la evolución. Según los científicos, permite al mundo viviente adaptarse a entornos que cambian con el correr del tiempo, garantizando así la prosecución de los procesos evolutivos.
Un valor ético
Hoy se reconoce que la actividad humana forma parte de esa biodiversidad. Ahora bien, durante mucho tiempo se consideró a los hombres esencialmente como agentes perturbadores y exteriores a la naturaleza. Se procuró entonces proteger espacios naturales “vírgenes” o “salvajes”, poniéndolos al margen de toda actividad humana.
De hecho, el hombre hace pesar amenazas bien reales sobre la naturaleza. La contaminación, la utilización excesiva de las especies vivas, el exterminio de las “nocivas”, la fragmentación o la destrucción de los hábitats provocan la desaparición de especies y afectan negativamente a la biodiversidad. Pero cuando se concibe la biodiversidad con una perspectiva dinámica, se insiste en que los seres humanos son también capaces de mantenerla, como lo demuestran ciertos paisajes característicos de Normandía o de Bretaña en Francia. Incluso el bosque tropical es a menudo el resultado de una larga evolución conjunta entre las poblaciones indígenas y su medio natural.
Este doble poder —a la vez de destruir y de mantener la biodiversidad— pone de manifiesto cuán grande es nuestra responsabilidad. Somos una especie entre tantas, pero una especie que ejerce una presión de selección particularmente fuerte. Ya no hay en el planeta ningún espacio que escape a nuestras intervenciones. Por consiguiente, la idea de mantener la naturaleza en toda su integridad es ilusoria. En cambio, debemos medir las consecuencia de nuestros actos en la prosecución de los procesos evolutivos a fin de regularlos. El principio de una “gestión sostenible” de la biodiversidad se desprende de un imperativo: el de una colaboración entre el hombre y la naturaleza.
Pero regular en nombre de qué valor. Es posible considerar el valor instrumental del la biodiversidad: los bienes y servicios que proporciona, los conocimientos que los científicos obtienen de ella. Pero, además, como la belleza de la naturaleza nos atrae, hemos de considerar también los sentimientos estéticos o religiosos que suscita en nosotros.
Ello nos lleva a abordar su valor intrínseco o ético. La naturaleza tiene un valor en sí, independientemente de los servicios que puede brindar a la especie humana. Todo ser vivo, por el hecho de existir y desplegar estrategias complejas –no mecánicas– para conservar la vida y reproducirse, tiene un valor propio. Más allá, la diversidad biológica en sí, al ser el resultado de la evolución y la condición de su prosecución, tiene también un valor propio, que el Convenio sobre Diversidad Biológica (Río de Janeiro, 1992) reconoce en sus primeras líneas.
Un sistema que incluye al hombre
A menudo se ha opuesto el antropocentrismo del valor instrumental al ecocentrismo del valor intrínseco, como si hubiera que optar, como si el último hombre tuviera que perecer para que viviera el último lobo, o a la inversa. Pero, fuera de que esa hipótesis es totalmente artificial, los dos enfoques pueden coexistir desde el momento en que hay un entendimiento sobre una concepción dinámica e integradora de la biodiversidad como un sistema evolutivo que incluye al hombre.
El desarrollo de la ingeniería genética, que trata a los genes como una materia prima, ha introducido un punto de vista muy diferente sobre la biodiversidad: se la considera como un gigantesco receptáculo de recursos que conviene explotar sin demora. La biodiversidad genética ya no es sinónimo de una naturaleza que hay que manejar con prudencia; se convierte en una fuente de beneficios y de conflictos entre los que quieren apropiársela.
Un lugar para conectarse con lo mas profundo de tu ser en medio de la naturaleza
Esa biodiversidad no es algo estático. Puede definírsela como un sistema en transformación, situado en la dinámica de la evolución. Según los científicos, permite al mundo viviente adaptarse a entornos que cambian con el correr del tiempo, garantizando así la prosecución de los procesos evolutivos.
Un valor ético
Hoy se reconoce que la actividad humana forma parte de esa biodiversidad. Ahora bien, durante mucho tiempo se consideró a los hombres esencialmente como agentes perturbadores y exteriores a la naturaleza. Se procuró entonces proteger espacios naturales “vírgenes” o “salvajes”, poniéndolos al margen de toda actividad humana.
De hecho, el hombre hace pesar amenazas bien reales sobre la naturaleza. La contaminación, la utilización excesiva de las especies vivas, el exterminio de las “nocivas”, la fragmentación o la destrucción de los hábitats provocan la desaparición de especies y afectan negativamente a la biodiversidad. Pero cuando se concibe la biodiversidad con una perspectiva dinámica, se insiste en que los seres humanos son también capaces de mantenerla, como lo demuestran ciertos paisajes característicos de Normandía o de Bretaña en Francia. Incluso el bosque tropical es a menudo el resultado de una larga evolución conjunta entre las poblaciones indígenas y su medio natural.
Este doble poder —a la vez de destruir y de mantener la biodiversidad— pone de manifiesto cuán grande es nuestra responsabilidad. Somos una especie entre tantas, pero una especie que ejerce una presión de selección particularmente fuerte. Ya no hay en el planeta ningún espacio que escape a nuestras intervenciones. Por consiguiente, la idea de mantener la naturaleza en toda su integridad es ilusoria. En cambio, debemos medir las consecuencia de nuestros actos en la prosecución de los procesos evolutivos a fin de regularlos. El principio de una “gestión sostenible” de la biodiversidad se desprende de un imperativo: el de una colaboración entre el hombre y la naturaleza.
Pero regular en nombre de qué valor. Es posible considerar el valor instrumental del la biodiversidad: los bienes y servicios que proporciona, los conocimientos que los científicos obtienen de ella. Pero, además, como la belleza de la naturaleza nos atrae, hemos de considerar también los sentimientos estéticos o religiosos que suscita en nosotros.
Ello nos lleva a abordar su valor intrínseco o ético. La naturaleza tiene un valor en sí, independientemente de los servicios que puede brindar a la especie humana. Todo ser vivo, por el hecho de existir y desplegar estrategias complejas –no mecánicas– para conservar la vida y reproducirse, tiene un valor propio. Más allá, la diversidad biológica en sí, al ser el resultado de la evolución y la condición de su prosecución, tiene también un valor propio, que el Convenio sobre Diversidad Biológica (Río de Janeiro, 1992) reconoce en sus primeras líneas.
Un sistema que incluye al hombre
A menudo se ha opuesto el antropocentrismo del valor instrumental al ecocentrismo del valor intrínseco, como si hubiera que optar, como si el último hombre tuviera que perecer para que viviera el último lobo, o a la inversa. Pero, fuera de que esa hipótesis es totalmente artificial, los dos enfoques pueden coexistir desde el momento en que hay un entendimiento sobre una concepción dinámica e integradora de la biodiversidad como un sistema evolutivo que incluye al hombre.
El desarrollo de la ingeniería genética, que trata a los genes como una materia prima, ha introducido un punto de vista muy diferente sobre la biodiversidad: se la considera como un gigantesco receptáculo de recursos que conviene explotar sin demora. La biodiversidad genética ya no es sinónimo de una naturaleza que hay que manejar con prudencia; se convierte en una fuente de beneficios y de conflictos entre los que quieren apropiársela.
Un lugar para conectarse con lo mas profundo de tu ser en medio de la naturaleza
Metanfetamina, la nueva droga de hoy
La metanfetamina es un estimulante sumamente adictivo que afecta el sistema nervioso causando serios problemas de salud. En la calle se le conoce como “meth”, “cristal” o “crystal meth”. Es un polvo blanco, inodoro, de sabor amargo que se disuelve fácilmente en alcohol o en agua. Existe en muchas formas y se puede fumar, inhalar, ingerir o inyectar.
La metanfetamina se puede producir en grandes laboratorios sotisticados pero buena parte de la metanfetamina, se fabrica en laboratorios domésticos que se arman en sótanos, cocinas, garajes, graneros, edificios vacíos, campamentos, hoteles, moteles e incluso, en la valija de los autos.
La fórmula para sintetizar la metanfetamina es bien simple y se puede encontrar en el Internet. Puede elaborarse en menos de 8 horas, usando utensilios de cocina que se pueden desarmar y guardar rápidamente, para no ser detectados. Para hacer la metanfetamina se usan ingredientes y medicamentos comunes y corrientes que se pueden conseguir sin receta médica, como por ejemplo, las medicinas contra el resfrío que contienen efedrina o seudo-efedrina, fósforo rojo, ácido clorhídrico, amoníaco anhidro, ácido sulfúrico, litio, lejía, parafina y freón. Los humos, los vapores y los residuos que se desprenden de la preparación de la metanfetamina pueden ser tóxicos, explosivos, nocivos y extremadamente dañinos para el ser humano y el medio ambiente.
¿Cuáles son sus efectos a corto plazo?
Después de fumar o inyectarse la metanfetamina el individuo entra en una intensa sensación eufórica de “arrebato” o “fogonazo” (conocida como “rush” o “flash”) que sólo dura unos minutos y que aseguran es enormemente placentera. En cambio, cuando la metanfetamina se toma o inhala produce una sensación de elevación (high) pero no como la del “arrebato”. Típicamente, después de la euforia inicial vienen otras reacciones de extremada agitación que – en algunos individuos – pueden provocar comportamientos violentos. Otros posibles efectos inmediatos incluyen una prolongada sensación de estado de alerta e insomnio, pérdida del apetito, irritabilidad/agresión, ansiedad, nerviosismo, convulsiones y ataque al corazón.
¿Cuáles son sus efectos a largo plazo?
La metanfetamina es adictiva y su uso puede desarrollar una rápida tolerancia lo que lleva a aumentar la dosis y usarla más a menudo. En algunos casos, el individuo deja de comer y dormir y siente un intenso “antojo” por la droga, aumentando así, el uso desenfrenado de la metanfetamina (“binging”).
Los usuarios pueden pasar varios días inyectándose hasta que se les acaba la droga o quedan tan confundidos y desorientados que no pueden continuar. El uso crónico puede causar paranoia, alucinaciones e impulsos (tales como limpiar compulsivamente o armar y desarmar objetos mecánicos) como también, puede ocasionar delirio e ilusión de que parásitos o insectos trepan por debajo de la piel. La alucinación es tal que, los individuos insisten en rascarse desesperadamente, para liberarse de estos insectos imaginarios. Los usuarios de este estimulante se pueden convertir rápidamente en adictos y al usarlo con frecuencia y, en dosis mayores, puede causar psicosis. Igualmente, esta agresividad y violencia puede provocar paranoia, infarto y hasta puede causar la muerte.
Hay que fijarse en ciertas señales para darse cuenta del consumo de esta droga:
Síntomas físicos:
• Pérdida de peso
• Sudoración anormal
• Alteraciones respiratorias
• Desangrar o problemas de la nariz
• Heridas que no sanan
• Pupilas dilatadas
• Labios y dedos quemados
• Marcas en los brazos
Síntomas de conductas:
• Alejamiento de la familia y amigos
• Cambia grupo de amigos
• Desinteresado en actividades favoritas
• Mayor actividad física
• Prolongado periodo de desvelo (24 a 120 horas)
• Prolongado periodo de dormir (24 a 48 horas)
• Locuacidad
• Irritabilidad
• Contorsión y estremecimiento
• Picazón
• Falta de apetito
• Desorientado y confundido
• Conducta agresiva y violenta
• Exagerado sentido de auto confianza y sentirse súper poderoso
• Convulsiones
• Desarreglado
• Desconfiado y reservado
Síntomas mentales:
• Paranoia
• Ansiedad
• Nerviosismo
• Agitación
• Cambios de estado anímico y emocional
• Depresión crónica
• Alucinaciones
• Delirio de parásitos o insectos que se deslizan por debajo de la piel.
Es una droga que hoy en dia se esta dando muy comunmente en las sociedades juveniles de hoy en dia. Cada dia se ve mas consumo de estas sustancias en fiestas y reuniones multitudinarias, caracterizandose en fiestas de musica electronica. Los efectos pueden ser destructivos para los consumidores si no se llega a detectar y parar a tiempo.
Deporte y naturaleza, intimamente unidos.
El deporte moldea, templa, organiza y ordena la vida del hombre que lo practica. Por un lado, el deporte nos coloca en el centro de nuestra propia naturaleza, asociándonos con el medio y permitiéndonos ejercitar nuestra competencia, aún hasta para la supervivencia en alguna situación límite que se nos plantee. Por otro lado, el deporte sostiene no sólo al ecosistema social en una suerte de equilibrio positivo, en cuanto permite y estimula la catarsis emocional de grandes masas de personas, sino que además no interviene de ningún modo en la destrucción de los ecosistemas naturales.
Naturaleza y deporte se hallan íntimamente relacionados, hasta el punto de no poder darse ninguna actividad deportiva sin usar el medio ambiente como “lugar” imprescindible de realización.
Si bien la “Naturaleza” fenomenológicamente aparece dualizada, el deporte nos indica claramente que este dualismo proviene de la lectura que el hombre hace de la misma. La distinción intelectual entre ser vivo y ambiente es una paradoja insostenible. De este modo, el deporte posibilita el encuentro organizado del hombre con su propia naturaleza, con la del semejante (o no, como ser por ejemplo en el caso de la equitación) o con la misma naturaleza, como en la práctica de escalador de montaña, entre otros. Así, el deporte permite una vía de autorrealización dentro de un sistema de “cosas” a las que tenemos que conquistar. Desde otro punto de vista, la medicina psicosomática, interesada en las interrelaciones entre el cuerpo y lo psicológico, ha mostrado que esta dualidad, heredada de cierta filosofía y que persiste todavía en algunos sistemas de pensamientos, rigiendo y condicionando numerosas actividades, hace referencia a dos partes de un mismo fenómeno. Este fenómeno puede a su vez ser dividido en tantas partes como sus especializaciones lo requieran. Considérese que en una enfermedad actúan factores, físicos, químicos, psíquicos, familiares, sociales, profesionales, etc.
Esta división sólo en dos partes, o en tantas como especializaciones haya, permite diferentes lecturas de un mismo “objeto”, el Hombre. Por tal motivo no deberíamos perder el criterio estético y ético que nos permite hablar de un hombre único. No será “casualmente” en el deporte que encontremos esta división, esta disociación; sino por el contrario, es en la actividad deportiva, que desde antiguo se apoya en "Mens sana in corpore sano", donde podemos ubicar con claridad esta interesante unidad que poco o nada tienen que ver con la dualidad a la que nos hemos referido. El deporte es, por sí mismo, un organizador vital que otorga e incrementa la identidad, potenciando la unidad global de la personalidad. Toda actividad deportiva intenta de hecho complementar en forma armónica a lo físico con lo psicológico. La razón que está del lado del análisis y la institución que acompaña a la creatividad, son soportes naturales de todo deporte, tal como lo es en una de sus fuentes de inspiración original: el juego infantil. Este contiene potencialmente casi todas las futuras características del trabajo y del deporte. Por medio de la razón el deportista accede al cumplimiento de las normas que regulan el deporte, mientras que la intuición le permite una percepción directa de lo más esencial del mismo. La misma actividad creadora se nutre de estos aspectos consistentes del hecho deportivo.
Esta intuición de un deportista en la que existe una relación directa con la capacidad introspectiva del mismo le permite “darse cuenta” rápidamente, instantáneamente de una situación que debe ser aprovechada. El momento previo al “gol” es un digno ejemplo de esta situación de "iluminacion". La intuicion de un deportista se manifiesta en forma inmediata en su acción, en la resolución de una situación peligrosa y en la habilidad con que hace uso de una oportunidad. Ambos aspectos son parte indisoluble de la naturaleza humana y son claramente observables y verificables en la experiencia deportiva. Es aquí donde el ocio se convierte en un aspecto creativo en función del buen aprovechamiento de estos “recursos naturales” que el hombre posee en forma innata y que el deporte posibilita. Cualquier deporte es un excelente organizador vital con todas las consecuencias que cabe imaginar. Es desestresante, tranquilizador, apaciguador, preventivo, saludable, creativo.
En su naturaleza, el deporte recrea y permite la liberación de aspectos íntimos del hombre que hacen a su esencia y presencia en el mundo. Por medio del deporte el hombre no sólo puede modificar en forma sustancial su naturaleza corpórea, sino aquella psicológica que le permite un mejor nivel de vida, tanto para sí como para su grupo familiar y su entorno inmediato.
Las anfetaminas podrian dañar la principal arteria del cuerpo.
Los adultos jóvenes que abusan de las anfetaminas serían más propensos a padecer una lesión frecuentemente letal en la principal arteria del cuerpo, llamada aorta, informaron el martes investigadores estadounidenses.
Un estudio de los registros médicos de 31 millones de personas de entre 18 y 49 años hospitalizadas entre 1995 y el 2007 reveló que quienes habían abusado de anfetamina tenían el triple de posibilidades de padecer lo que se denomina una disección aórtica, dijo el equipo de la University of Texas.
Existe un amplio abuso de las anfetamina, aunque también se utiliza la sustancia de manera legítima para tratar el déficit de atención, la narcolepsia y otros trastornos del sueño. También pueden ayudar en la pérdida de peso.
Las drogas dificultan los latidos del corazón y pueden elevar la presión. Investigadores hallaron anteriormente que podrían aumentar el riesgo de ataque cardíaco y algunos sospechaban que el abuso de drogas puede además provocar lesiones en la aorta.
En un artículo publicado en American Heart Journal, el doctor Arthur Westover y sus colegas indicaron que también examinaron los registros médicos de más de 49 millones de personas de más de 50 años durante el mismo período.
"Hallamos que la frecuencia de la disección aórtica está aumentando entre los adultos jóvenes, pero no en los mayores", dijo Westover en un comunicado. "No está claro por qué", añadió.
"A la hora de buscar una posible causa, los médicos deberían controlar el abuso de anfetamina en los jóvenes con disección aórtica", señaló el experto.
Los registros de pacientes de California, Hawái, Oregon y el estado de Washington mostraron tres veces más casos de disección aórtica relacionada con el abuso de anfetamina entre los adultos jóvenes. Estos estados también presentan tasas promedio más altas de abuso de esta droga, agregó Westover.
"Esto demuestra que en las zonas donde el abuso de anfetamina es más común, hay mayores consecuencias para la salud pública", expresó el investigador.
Según el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas, el consumo ilegal de anfetamina y metanfetamina está empeorando en Estados Unidos.
En 1992, alrededor de 21.000 personas ingresaron a hospitales para ser tratadas por abuso de anfetamina o metanfetamina. En el 2004, esa cifra aumentó a 150.000.
Que es, como actuan y sus consecuencias
Un estudio de los registros médicos de 31 millones de personas de entre 18 y 49 años hospitalizadas entre 1995 y el 2007 reveló que quienes habían abusado de anfetamina tenían el triple de posibilidades de padecer lo que se denomina una disección aórtica, dijo el equipo de la University of Texas.
Existe un amplio abuso de las anfetamina, aunque también se utiliza la sustancia de manera legítima para tratar el déficit de atención, la narcolepsia y otros trastornos del sueño. También pueden ayudar en la pérdida de peso.
Las drogas dificultan los latidos del corazón y pueden elevar la presión. Investigadores hallaron anteriormente que podrían aumentar el riesgo de ataque cardíaco y algunos sospechaban que el abuso de drogas puede además provocar lesiones en la aorta.
En un artículo publicado en American Heart Journal, el doctor Arthur Westover y sus colegas indicaron que también examinaron los registros médicos de más de 49 millones de personas de más de 50 años durante el mismo período.
"Hallamos que la frecuencia de la disección aórtica está aumentando entre los adultos jóvenes, pero no en los mayores", dijo Westover en un comunicado. "No está claro por qué", añadió.
"A la hora de buscar una posible causa, los médicos deberían controlar el abuso de anfetamina en los jóvenes con disección aórtica", señaló el experto.
Los registros de pacientes de California, Hawái, Oregon y el estado de Washington mostraron tres veces más casos de disección aórtica relacionada con el abuso de anfetamina entre los adultos jóvenes. Estos estados también presentan tasas promedio más altas de abuso de esta droga, agregó Westover.
"Esto demuestra que en las zonas donde el abuso de anfetamina es más común, hay mayores consecuencias para la salud pública", expresó el investigador.
Según el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas, el consumo ilegal de anfetamina y metanfetamina está empeorando en Estados Unidos.
En 1992, alrededor de 21.000 personas ingresaron a hospitales para ser tratadas por abuso de anfetamina o metanfetamina. En el 2004, esa cifra aumentó a 150.000.
Que es, como actuan y sus consecuencias
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